Su silueta alargada, el gesto sereno y la monocromía matizada de su túnica transmiten una calma introspectiva, elevando la pieza a un lenguaje casi meditativo.
La sobriedad de su rostro sin rasgos y el contraste del esmalte rojo con el negro del tocado acentúan su presencia escultórica en cualquier espacio interior.
Su silueta alargada, el gesto sereno y la monocromía matizada de su túnica transmiten una calma introspectiva, elevando la pieza a un lenguaje casi meditativo.
La sobriedad de su rostro sin rasgos y el contraste del esmalte rojo con el negro del tocado acentúan su presencia escultórica en cualquier espacio interior.