Una obra sublime de porcelana, pintada a mano con delicadeza y precisión para reflejar la solemnidad y el sacrificio de Cristo. Cada detalle, desde la expresividad de su rostro hasta la sutileza de los pliegues, evidencia la maestría artesanal de Lladró.
Una obra sublime de porcelana, pintada a mano con delicadeza y precisión para reflejar la solemnidad y el sacrificio de Cristo. Cada detalle, desde la expresividad de su rostro hasta la sutileza de los pliegues, evidencia la maestría artesanal de Lladró.